¿Como nos afecta lo que comemos? Lo físico, emocional y mental no pueden separarse, son parte del todo.-
En este momento comparto con ustedes algunas claves para conocernos y conocer a los otros, que les pasa? porqué reaccionan así? Tengo una importante reunión de negocios, el menú me puede ayudar? La respuesta es SI.
Los pensamientos, la actitud y sentimientos afectan
directamente a la condición física y viceversa. Tampoco se pueden ignorar los
hábitos de vida y el alimento diario.
Podríamos fácilmente caer en la trampa de pensar que
los alimentos para nutrir el cuerpo son los menos importantes, pero no es así.
Con lo que comemos fabricamos la sangre, la linfa, y todos los líquidos
orgánicos que se encargan de nutrir la dimensión celular y también de
mantenerla limpia, propiciando así su correcto funcionamiento y reproducción.
Todos nuestros fluidos están influidos por nuestras
emociones, y a su vez influyen poderosamente en ellas. Nuestras emociones
afectan a nuestro psiquismo y a nuestra actitud ante la vida. Puede resultar
imposible o muy difícil intentar cambiar el «mal carácter» de alguien, pero
relativamente fácil indicarle lo que debe o no debe comer para eliminar el
exceso de toxinas en el hígado. Es la forma más rápida, práctica y efectiva de
cambiar las cosas, significa empezar por la raíz.
Relacionando los malestares
Cada órgano vital, además de cumplir con todas las
funciones fisiológicas que ya conocemos, posee una dimensión sensorial,
emocional, mental, social, ideológica y espiritual. Abordar lo físico y cambiar
la condición de la sangre a través de una alimentación sana e inteligente es,
sin duda, lo más sencillo y con ello estamos influyendo en toda la unidad del
ser humano.
En la sociedad moderna no se establece relación alguna
entre la forma de alimentarse y problemas de comportamiento o síntomas como:
• Pérdida de memoria
• Fatiga
• Hablar demasiado o nada en absoluto
• Falta de disciplina
• Ansiedad
• Tristeza
• Miedos
• Exceso de preocupación
• Comportamiento inestable
• Dependencia
• Quejas constantes
• Enfado e irritabilidad
• Colapso familiar
• Fatiga
• Hablar demasiado o nada en absoluto
• Falta de disciplina
• Ansiedad
• Tristeza
• Miedos
• Exceso de preocupación
• Comportamiento inestable
• Dependencia
• Quejas constantes
• Enfado e irritabilidad
• Colapso familiar
Pero todos estos síntomas nos indican qué órganos
vitales, sin estar enfermos, están desequilibrados energéticamente.
Si no somos capaces de vivir en armonía con la vida
que nos rodea aparece el desequilibrio y esto conduce al desorden y luego a la enfermedad.
El primer síntoma que nos avisa de nuestros errores es la fatiga, tanto física
como mental, que genera cansancio, pérdida gradual de un comportamiento y
pensamiento claros y la tendencia a la queja.
El siguiente paso es el de los achaques y dolores físicos, sentimientos de tristeza, pérdida de la confianza en uno mismo, olvidos, obstinación y fijación en problemas insignificantes, perdiendo de vista lo esencial.
El siguiente paso es el de los achaques y dolores físicos, sentimientos de tristeza, pérdida de la confianza en uno mismo, olvidos, obstinación y fijación en problemas insignificantes, perdiendo de vista lo esencial.
A continuación se altera la calidad de la sangre, se
debilitan los glóbulos rojos y blancos, aparece la acidez y alteraciones en la
tensión arterial, anemias y problemas de piel. Estos síntomas, muy
frecuentemente vienen acompañados de nerviosismo, irritabilidad, depresión,
miedo y pérdida general de dirección en la vida.
Si la calidad de la sangre sigue debilitándose y la
persona no corrige su estilo de vida y su forma de alimentarse, surgirá la ira,
la impaciencia, la intolerancia, la frustración, pensamientos y creencias
ilusorias, y otros desequilibrios emocionales.
Síntomas que avisan
Aquí ya puede aparecer la enfermedad en forma de
disfunciones o cambios estructurales o celulares que afecten a órganos internos
o glándulas. En la dimensión psíquica, los síntomas son la obstinación, la
preocupación crónica, el comportamiento egocéntrico, mentalidad estrecha, una
visión muy rígida de la vida e incapacidad para vivir el momento presente.
Diversos desórdenes nerviosos pueden surgir de esta
tendencia degenerativa, como pérdida de coordinación, parálisis parcial o total
y otras condiciones músculo-esqueléticas. Mentalmente se traduce en una visión
muy negativa de la vida, pérdida de autodisciplina, comportamientos y
pensamientos caóticos y tendencias autodestructivas.
Finalmente aparece la peor enfermedad en el ser
humano: la arrogancia, el egoísmo y la vanidad. La persona siente que el mundo
está en contra de ella y que sus enfermedades, síntomas o dificultades están
totalmente desconectadas de su estilo de vida, comportamiento y dieta.
El cerebro guarda una estrecha relación con los intestinos, no solamente desde el punto de vista estructural: ambos tienen muchos repliegues y recovecos que les permiten procesar una enorme actividad funcional, a pesar del pequeño espacio que ocupan. Mientras los intestinos procesan el alimento físico, el cerebro procesa el alimento mental en forma de impulsos y vibraciones. Los problemas intestinales se reflejan a menudo en la toma de conciencia y por supuesto también sucede a la inversa. Por ejemplo, el estreñimiento da lugar al pensamiento de frustración y a la incapacidad para concluir las tareas empezadas, y cerrar así los diferentes ciclos de la vida. Así, las diarreas pueden venir acompañadas de una necesidad compulsiva de hablar sin parar y una incapacidad de seleccionar correctamente lo que queremos y lo que no.
El cerebro guarda una estrecha relación con los intestinos, no solamente desde el punto de vista estructural: ambos tienen muchos repliegues y recovecos que les permiten procesar una enorme actividad funcional, a pesar del pequeño espacio que ocupan. Mientras los intestinos procesan el alimento físico, el cerebro procesa el alimento mental en forma de impulsos y vibraciones. Los problemas intestinales se reflejan a menudo en la toma de conciencia y por supuesto también sucede a la inversa. Por ejemplo, el estreñimiento da lugar al pensamiento de frustración y a la incapacidad para concluir las tareas empezadas, y cerrar así los diferentes ciclos de la vida. Así, las diarreas pueden venir acompañadas de una necesidad compulsiva de hablar sin parar y una incapacidad de seleccionar correctamente lo que queremos y lo que no.
“Somos lo que comemos”
Es mucho más que una frase famosa e incluso
interesante, es cierto. En la medicina energética o por ejemplo en la
macrobiótica, la cocina se convierte en una verdadera alquimia donde se
equilibran el yin y el yang para crear un terreno de salud y bienestar.
Pondremos sólo dos ejemplos de yin-yang extremos en los alimentos para
asomarnos mínimamente a sus resultados.
Los alimentos expansivos como el azúcar y otros alimentos yin extremos abonan y favorecen los desequilibrios emocionales y mentales. Los microorganismos de los intestinos son los responsables de sintetizar las vitaminas del grupo B, que son transportadas al cerebro en forma de ácido glutámico y estimulan los centros nerviosos que influyen en el desarrollo de la conciencia humana. Los azúcares simples impiden este proceso, expandiendo los tejidos neuronales y provocando pérdida de atención, concentración y pensamiento claro.
Actualmente, desde la infancia hay un desequilibrio en
los niveles de azúcar en sangre que conduce a la depresión y la ansiedad y que
lentamente impide reconocer la realidad tal cual es, y no como nos gustaría que
fuese.
Los alimentos muy contractivos también producen
alteraciones emocionales y mentales. La persona se vuelve muy absorbente,
posesiva, celosa y al mismo tiempo desarrolla muchos sentimientos de culpa.
La vida no siempre es amable y todos sabemos de las
dificultades, el dolor y la infelicidad, pero algunos viven el dolor cuando
toca, mientras que otras personas permanecen atadas a sus viejos recuerdos, que
reviven constantemente. Esta actitud viene alimentada por productos muy yang
(contractivos), como demasiado pan y horneados, productos animales, huevos,
aves de corral, sal, etc. Estos alimentos contraen y endurecen el cerebro, los
centros nerviosos y los chakras impidiendo que los recuerdos sean liberados.
Dada la naturaleza energética de cada órgano vital,
los alimentos extremos yin-yang suelen crear desequilibrios más o menos
importantes dependiendo de la cantidad que se ingiera, de la persona, su
condición, edad, sexo, ocupación y carácter.
Desequilibrios emocionales
• El mal genio, el
enfado, la agresividad son «enfermedades del hígado». Cuando el
hígado está «energéticamente sano» se asocia con la calma, la paciencia y la
tolerancia.
• La histeria,
excitación, hipersensibilidad, nerviosismo, hablar sin parar o emplear la ironía con demasiada frecuencia apuntan al corazón e intestino
delgado. En situaciones de equilibrio de esos órganos brota la tranquilidad, la
calma y una expresión divertida.
• La ansiedad, la duda,
el escepticismo y los celos, son desequilibrios del bazo, el estómago y el
páncreas. En condiciones saludables estos órganos favorecen la simpatía, la
sabiduría, la inteligencia y el entendimiento.
• Exceso de autoridad y
dominio sobre los demás, dificultad para comunicarse adecuadamente y
compartir los espacios con los demás, pensamientos repetitivos e ideas
obsesivas, apegos y fijaciones son desequilibrios del pulmón y el intestino
grueso. En armonía estos órganos fomentan la flexibilidad necesaria para el
proceso de transformación en el ser humano
• El miedo, la falta de
autoestima, la timidez, la desesperanza se relacionan con
desequilibrios de riñón o disfunciones en la vejiga. Cuando estos órganos están
bien aparece el valor, la inspiración y la confianza.
Podríamos decir sin miedo a equivocarnos que la causa
básica del prejuicio y el odio es el endurecimiento de las arterias
(arteroesclerosis), lo que contribuye a una visión estrecha y limitada de la
vida. Igual que la sangre cada vez tiene más cerrados sus canales, más estrecha
es la visión de la persona acerca de lo que le rodea.
Las enfermedades de corazón, como ya sabemos, van en
cabeza en el aumento de enfermedades degenerativas en nuestra sociedad moderna
y especialmente en los países desarrollados. También los alimentos ricos en
grasas saturadas, el exceso de sal, los productos muy concentrados o
contractivos, alimentos congelados, tostados o cocinados de forma muy yang
contribuyen a este proceso.
Aunque el problema se acrecienta cuando, para
compensar este exceso de productos yang, se acompañan con un exceso de
alimentos muy yin, como el azúcar, leche, alcohol, bebidas industriales,
helados y otros alimentos muy expansivos, que pueden disparar el yang acumulado
de forma explosiva y totalmente caótica en forma de ira, odio o violencia.
Por su propia naturaleza energética los factores yang no provocarían violencia. Pueden conducir a la vileza, crueldad y otras condiciones muy negativas. Pero para liberar la energía yang acumulada se necesita del yin extremo: las drogas, el alcohol, el azúcar, la leche, son los principales productos que pueden disparar esta descarga metabólica.
Por su propia naturaleza energética los factores yang no provocarían violencia. Pueden conducir a la vileza, crueldad y otras condiciones muy negativas. Pero para liberar la energía yang acumulada se necesita del yin extremo: las drogas, el alcohol, el azúcar, la leche, son los principales productos que pueden disparar esta descarga metabólica.
La cocina curativa es una llamada a una dieta más
simple, más inteligente y más limpia que ayude a la persona a estar más sana en
todos sus aspectos, pero no reduce su objetivo a la salud individual.
Bibliografia:
Rosa Casal. Consultora en Nutrición y Salud. Revista Natural. Año 2006. Madrid - España
http://recursos-humanos-en-accion.blogspot.com.ar/2013/03/cuerpo-mente-y-alma-personalidad-y.html
http://recursos-humanos-en-accion.blogspot.com.ar/
http://recursos-humanos-en-accion.blogspot.com.ar/2013/03/cuerpo-mente-y-alma-personalidad-y.html
Rosa Casal. Consultora en Nutrición y Salud. Revista Natural. Año 2006. Madrid - España
http://recursos-humanos-en-accion.blogspot.com.ar/2013/03/cuerpo-mente-y-alma-personalidad-y.html
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